
Silvia
Hace unos años decidí hacer el curso de auxiliar veterinario, pero no encontraba el sitio idóneo para hacerlo. Un domingo caminando por la calle en Sevilla vi una publicidad de la Fundación ofreciendo el curso, llame y me dieron cita para informarme y mostrarme la que sería mi segunda casa.
Me encanta mi trabajo, aunque tiene días difíciles se superan cuando mis niños me miran con sus ojos nobles, me saludan, me huelen con esas narices maravillosas y saben dar abrazos mágicos que sacan sonrisas.
La mayor recompensa es cuando los ves con su nueva familia, felices en su sofá.