Silvia

Hace unos años decidí hacer el curso de auxiliar veterinario, pero no encontraba el sitio idóneo para hacerlo. Un domingo caminando por la calle en Sevilla vi una publicidad de la Fundación ofreciendo el curso, llame y me dieron cita para informarme y mostrarme la que sería mi segunda casa.
Me encanta mi trabajo, aunque tiene días difíciles se superan cuando mis niños me miran con sus ojos nobles, me saludan, me huelen con esas narices maravillosas y saben dar abrazos mágicos que sacan sonrisas.
La mayor recompensa es cuando los ves con su nueva familia, felices en su sofá.

Ana

Hola, soy Ana y realmente mi vocación es ser maestra. Cuando me ofrecieron la oportunidad de formar parte de este proyecto jamás pude llegar a imaginar la realidad tan fría y devastadora que sufren nuestros animales de compañía. Al principio fue duro, responder desde el teléfono a todas estas peticiones de ayuda desesperada. Se me hacia una labor titánica emocionalmente. Pero junto a mis compañeros que acuden al rescate y se encargan de todas sus atenciones después, ver como estos animales tienen una segunda vida es una de las experiencias más gratificantes que se pueden experimentar.

Fernando

Mi trayectoria profesional nada tenía que ver con el trabajo que desarrollo en la actualidad en la Fundación. Soy Arquitecto Técnico y durante un parón profesional me animé a realizar tareas de voluntariado. 
Conocí la Fundación y comencé a venir de voluntario una vez a la semana… ya no hubo marcha atrás. Me encargo del hotel canino y las adopciones nacionales. Es una satisfacción encontrar familias a nuestros peludos y ver su cambio una vez ya tienen un hogar y a la vez poder cuidar de aquellos afortunados que ya tienen casa y que van a disfrutar de nuestro hotel.

Fran

Después de una serie de catastróficas desdichas llegue por casualidad a FBM. Aun siendo de la zona, desconocía por completo la problemática que sufren los galgos y por supuesto la existencia del cetro. Poco a poco fui descubriéndolos, mezclándome con ellos hasta finalmente ser uno más del equipo.
Ellos se han convertido en parte de mi familia y estos siempre serán mis protegidos.

Alberto

Conocí la fundación hacer varios años cuando acudí a una consulta clínica y la atención que recibí me dejo boquiabierto… Veía a auxiliares y veterinarios en continuo movimiento, curando y atendiendo animales que acaban de ser rescatados. La dulzura y empatía que podía verse en el desempeño de su labor me eclipso y desde ese mismo día quise formar parte de este proyecto. Necesitaba aportar mi grano de arena en esta maravillosa labor. Pues entendí que no era un proyecto cualquiera, era una forma de vivir y sentí, que al fin había encontrado mi camino.

Jara

En septiembre de 2012 acabe la licenciatura de veterinaria. Siempre había soñado con montar mi propia clínica ya que no conocía el mundo de las protectoras. Por casualidad mi padre conocía a alguien aquí y empecé a venir de voluntaria para formarme y aprender. Pasaron los meses y fui conociendo esto, cada día me gustaba más, llegaba a casa y no podía parar de pensar en todos los galgos que dejaba aquí, en la situación de cada uno.
La fundación me absorbió y desde entonces es mi segunda casa con todos sus galgos incluidos

Pepe

Mi nombre es Pepe, y os aseguro que nunca imagine llevar la administración de una organización de este tipo, y lo manifiesto así, porque nunca pensé que algo parecido existiese.

No es la primera vez que realizo esta función, pero si es la primera vez, que siento que gracias a mi trabajo ayudo a que el mundo sea un lugar mejor, pues se ha dicho que para cambiar el mundo, tu debes ser el cambio que deseas ver en él. Y esta es la máxima por la que luchamos día a día en esta realidad maravillosa, llamada Fundación Benjamín Mehnert

Rocio

Como veterinaria creo que este es el paraíso para ejercer mi profesión. Cuando me ofrecieron formar parte de este proyecto no me lo pensé dos veces. Tenía mi trabajo fijo y vivía en otra ciudad, pero solo me hizo falta pasar una hora ayudando a la fundación con los perritos recién llegados para tomar la decisión.

Después de pertenecer a la fundación desde el principio, al cabo de los años me ofrecieron el puesto de dirección y, aunque echo mucho de menos ejercer mi profesión, no se puede explicar lo gratificante que es cuando dedicas todo tu tiempo a conseguirles un hogar a todos estos seres que sin el trabajo de nuestro equipo hubieran tenido un “mal final”. ¡Es realmente una satisfacción el recibir las fotos de nuestros peludos en el sofá de su nueva casa!

Mariana

Después de varios años trabajando en distintos hospitales veterinarios y clínicas de Sevilla llegó a mí la oportunidad de trabajar en la fundación y a día de hoy no puedo estar más agradecida de ello. Es cierto que es duro, ver el sufrimiento de estos animales, interminables horas de trabajo, pensar que nada cambia a pesar del esfuerzo… Pero después ves como luchan por salir adelante, como se recuperan gracias a tus cuidados y al trabajo de todo el equipo. Cada día te recompensan con gratitud, cariño y una lealtad que no podría explicar con palabras. Simplemente, se lo merecen.