Jalisco tiene miedo de las personas, éstas no son algo bueno para el, pues durante su vida no ha recibido nada bueno de ellas, salvo dolor y miedo.

El contacto duele y cuando vas tocarle se esconde entre sus compañeros como si pudiese fundirse como una sombra más para poder pasar desapercibido.

Y desde ese rincón observa hasta que te marchas de su jaula y poco a poco abandona su lugar de seguridad para olfatear en el ultimo lugar donde estuviste sentado.

Su curiosidad es una gran amiga, una sincera. Pero tambien lo es el miedo, el peor de sus consejeros…

Jalisco necesita una familia que mire a través de su miedo y busque la pequeña luz que ilumine su camino, una familia que le acompañe en su nueva vida aportandole espacio, compresión y cariño.

No es un caso difícil, pero si requiere el compromiso de reunir todos sus pedazos rotos para que podamos volver a ver el reflejo que una vez fue.

Por que jalisco a pesar de todo, solo quiere que lo quieran y sepan como quererle.

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