Pero aunque no puede hablar, sus acciones hablan por él…
Nos cuentan sobre promesas rotas y decepciones, y sus gestos nos recuerdan que le han causado dolor. Lulo evita el contacto físico. Cuando alguien se acerca, mantiene distancia y observa. Si la cercanía se vuelve demasiado intensa, cambia de lugar. Un chico astuto y en estado de alerta, porque por desgracia, teme que puedan volver a lastimarlo de nuevo…
El estrés del refugio durante mas de un año y medio que lleva con nosotros, tampoco le ayuda mucho.
Buscamos un hogar para Lulo, donde se encuentre tranquilo y donde reciba mucho mucho amor del bueno para que le ayude a sanar su alma…
Conoce mas sobre Lulo aqui: